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Al quitártela Dios llevó la vista
de tus ojos y sólo, aquí, en la senda,
te dejó sin broquel que te defienda
la invalidez. Mi pecho se contrista.

al verte así perdido en esta pista
en que los corredores van sin rienda,
y habrán de atropellarte, sin que entienda
nadie tu voz. Que yendo a la conquista.

del marchito laurel de la victoria
miran la liza sólo. Pesadumbre
es para ti la vida: triste noria.

Mas cuando compasiva muerte alumbre
tu vida, al fin, Dios te dará la gloria
de ver a la que fue tu dulcedumbre.
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